A partir de una reflexión compartida durante una de las eucaristías de Lamiarrita 2013.
Esta mañana, entrando en el "túnel del tiempo", nos hemos reencontrado todos juntos en una aula de teología de finales del siglo XVI. Como el predicador (Xavier Pikaza) no es ni dominico ni jesuita, tanto podía ser una aula de la Universidad de Salamanca, dominada por los dominicos (Domingo Báñez, Valladolid, 29 de febrero de 1528 - Medina del Campo, 1604) como una aula del Colegio Real de Coimbra, entregado por los reyes de Portugal a los jesuitas (Luís de Molina, Cuenca, 1535 - Madrid, 1600).
A san Ignacio no le gustaba demasiado que se hablara mucho de estas cosas:
No debemos hablar mucho de la predestinación por vía de costumbre; mas si en alguna manera y algunas veces se hablare, así se hable que el pueblo menudo no venga en error alguno, como algunas veces suele, diciendo: "Si tengo de ser salvo o condenado, ya está determinado, y por mi bien hacer o mal, no puede ser ya otra cosa"; y con esto entorpeciendo se descuidan en las obras que conducen a la salud y provecho spiritual de sus ánimas.
Reglas para sentir con la Iglesia, 15ª
[367]
¿Cómo salvar las decisiones absolutas de Dios sobre sus criaturas? ¿Cómo salvar la libertad humana?
Dominicos y jesuitas discutían y se peleaban. Pero ¿lo hacían sobre un problema real? ¿O era un falso problema?
Salamanca y Coimbra tenían la misma imagen de Dios, una imagen que una cultura humana había creado hacía ya muchos siglos en un momento determinado de su evolución cuando tenían una determinada auto-comprensión. Y, naturalmente, en aquellos remotos tiempos, entre la auto-comprensión humana y la imagen de Dios que habían creado no había ningún problema. Todo encajaba bien.
Otras culturas humanas habían creado otras imágenes de Dios, o de la divinidad, o de aquello Último, o de la experiencia absoluta de la realidad…
"Pasó una tarde" (siglos y siglos y siglos…) "y pasó una mañana" (más siglos, más siglos y más siglos…) y la cultura humana (aquella determinada cultura humana) fue cambiando su auto-comprensión (aceptación de la libertad y de la responsabilidad humana), pero no cambió la imagen de Dios creada bajo otros supuestos. Y entonces, como no podía ser de otra manera, surgió el problema… Los problemas reales pueden llegar a tener soluciones; los falsos problemas no la tienen de ninguna manera.
¿Cómo es que dominicos y jesuitas (Salamanca y Coimbra) no se dieron cuenta de que les era necesario ir juntos a la búsqueda de una nueva imagen de Dios, la que era postulada por la nueva auto-comprensión humana?
Esta mañana, al no haber cambiado nuestro "chip" sobre Dios, hemos ido dando viejas vueltas a un falso problema. A lo más, hemos llegado a la misma conclusión que el papa Pablo V (no muy amigo de los dominicos ya que éstos defendían los derechos de la monarquía contra los del papado) el 28 de agosto de 1607, una vez que quedara harto de las inútiles reuniones, presididas por él mismo, entre dominicos y jesuitas: libertad para defender cada uno su doctrina, prohibir a unos y otros que calificaran de herética la doctrina opuesta (ne quis partem suae oppositam aut qualificaret aut censura quapiam notaret), prohibir la publicación de libros sobre el tema de la gracia eficaz.
A mí, como buen jesuita, me hubiera gustado hacer un paso más y celebrar, al grito de "¡Molina Victor!", la decisión papal
con festejos públicos, que incluyeron fuegos artificiales, músicas y corridas de toros.
cfr. http://www.filosofia.org/ave/001/a152.htm
"...que en toda la Biblia no hay ni una sola palabra de Dios"
Era una de las afirmaciones
de mi recuadro "provocativo" de finales de 1997.
¿Ya has leido?
El Dios de Homerp... El Dios de Jesús...
¿Puede ser todavía nuestro Dios?
| Gracias por la visita
Miquel Sunyol sscu@tinet.cat 10 septiembre 2013 |
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